Azrael se tuvo que marchar, porque sus obligaciones ya lo estaban demandando, me pido que no me hiciera notar, que no se me olvidara que estaba exiliado y si Rafael, se enteraba que no estaba donde debía estar, estaríamos ambos en serios problemas y él tenia razón, aunque esta vez estaba dispuesto a enfrentarlo, porque sabia que tarde o temprano terminaría dándose cuenta que yo no cumplía con mi exilio.
Un día nuevamente esta muriendo, ya se habían cumplido cuatro semana desde que ella no despertaba, se lo pedía todo los días, pero aun no podía darle el motivo para que volviera a casa. Mi madre venia llegando con la pequeña Amanda, a ella le tocaba esta noche quedarse a su lado, mi padre le dio un beso a su hija que le regalo una de esas sonrisas tan dulce y un beso en la mejilla a mi madre, le pregunto como estuvo la tarde y él le susurro que no había habido ningún cambio, mientras que mi hermana se acercaba a la cama, pronto tocaba la ronda de Ricardo, antes de que se fuera a casa, realmente él se había portado muy bien en este caso, estaba pendiente de todo.
-Buenas noches, dijo Ricardo cuando entro, mis padres lo saludaron de inmediato al igual que Amanda, conversaron un poco de trivialidades, antes que él revisara a Noemi.
-Como la has encontrado hoy, dijo mi madre una vez terminada la revisión, los tres le dieron la espalda a Amanda que estaba sentada al lado de Noemi y se acercaron un poco a la puerta para evitar que ella los pudiera escuchar, mi pequeña hermana siempre se ponía triste.
Los vi conversar a los tres y contemplaba a mi hermanita que jugaba con la mano de Noemi mientras le contaba como había estado su día, me hizo sonreír a mi también, verla que estaba continuando con su vida después de mi partida, también le pedía que regresara pronto que quería jugar con ella, pero fue en ese momento que todos escuchamos esa voz y yo la reconocí.
-Que hacen ustedes aquí, dijo la mujer ya de edad, parada en la puerta del cuarto de Noemi , miraba a todos enojada, todo en el cuarto se sobre saltaron a escuchar su voz, incluso mi pequeña hermana se bajo de la cama de Noemi asustada, me adelante de inmediato, no podía creer que fuera ella.
-¿Quién es usted?, pregunto mi madre saliendo de su asombro inicial.
-Que hacen ustedes acá, yo no he dejado que tenga visitas, dijo la mujer tan amargada como siempre, gritando cada palabra, aunque estuviera en un hospital.
-Señora por favor no grite, le pidió el medico, pero ella comenzó a gritar mil cosas, entre ellas en que iba a llamar a la policía, mi hermana comenzaba a asustarse, sus ojos comenzaban a llenarse de lagrimas, al escuchar las amenaza de la mujer de llevarse a Noemi, que no los quería verlos a ellos cercar, que los demandaría por secuestro, al ver Ricardo que la señora no se identificaba, ni tampoco se calmaba llamo a la seguridad, lo que enfureció aun mas a la señora, mi padre noto el miedo de mi hermana y la tomo en brazo para calmarla, pero la mujer salio de sus cabales, mi padres y Ricardo no comprendían esta situación, el creciente enojo de la mujer y mi hermana menos que ya había comenzado a llorar.
-Callen a esa niñita, que alguien silencie a la mocosa mal criada, grito la señora, mirando directo a mi hermana, quise golpearla, callarla a la fuerza, aunque no estuviera bien, pero no quería que se volviera acercar a Noemi ni que le hablara a así a mi hermana.
-Para abuela, no le grites a Amanda, ni a nadie más, estas en un hospital, dijo Noemi.
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