domingo, 21 de agosto de 2016

Simplemente una historia (parte 36)

Noemi se integro muy bien a las clases de la universidad, a pesar de haber faltado más de un mes, tenia que reconocer que era una chica realmente asombrosa en cuanto a los estudios y bueno por la parte social, le costo un poco integrarse con sus nuevos compañeros, pero logro conectar con un grupo de cuatro compañeras con las que se llevo bien desde el comienzo y las cuales la apoyaron a que pudiera ponerse al día con las materias.
Mi protegida sin duda había cambiado su vida desde que había regresado a casa, se veía más feliz, más tranquila, mi padre logro que la abuela de Noemi desapareciera por completo de la vida de su nieta, sin derecho a reclamo de nada, mi familia recuperaba a la niña que trágicamente habían perdido, Noemi ayudo mucho a mi madre a superar mi partida, ella siempre sabia cuando mi madre necesitaba más apoyo para superar un día o necesitaba que solo alguien la acompañara, también ayudo mucho a mi pequeña hermana, ayudaba a Amanda en sus tareas, la llevaba al parque y la acompañaba en todos sus actos escolares e incluso mi pequeña hermana nos sorprendió a ambos cuando respondió que a la pregunta de quien era Noemia, que algunos compañeros le habían formulado, diciendo que era su hermana.
Todo iba en clama y el año casi acaba, no podía creer que todo lo que había pasado hace más de un años desde mi partida, lo bueno era que nada malo había vuelto a pasar, no había vuelto a saber de Zimiar y por lo mismo mis preguntas seguían sin respuesta, de vez en cuando venia Azrael a visitarla, pero nunca converso más allá de las trivialidades conmigo, me pregunto solamente un par de veces si era real que ya no la amaba, a lo cual siempre contestaba con un no, ya no me metía en sus sueños como antes y solo me limitaba a ser un guardián para ella. Comenzaba a acostumbrarme a la paz en la que vivía ahora.
Ya habían pasado las fiestas y nos encontrábamos en plenas vacaciones de verano, el calor en la ciudad era sofocante e invitaba a no realizar ninguna actividad, Noemi se encontraba en el jardín de su casa con un libro sentada bajo la sombra de un árbol, podía pasar horas perdida en esas paginas y yo podía pasar horas perdido mirándola, pero esa tarde fue interrumpida por el sonido del celular de ella, al ver el identificador supe que era mi madre, la conversación fue breve entre ellas, mi madre le pedía a mi protegida que la acompañara, porque mañana comenzaba el juicio contra el hombre que me asesino, mi padre y Laura no estaban en la ciudad debido a que habían llevado a la pequeña Amanda a casa de los abuelos y ella no se sentía capaz de enfrentarlo sola.
Por la mañana estuvimos muy temprano en el juzgado, a mi madre se le notaba la falta de sueño, de seguro había estado llorando toda la noche, pude ver desde lejos al hombre que me atropello esa noche y mi sangre hirvió de rabia, era injusto que él pudiera caminar, aun estar con sus seres querido y yo ya nunca más podría estar con ellos, no podía aunque fuera un ángel perdonarlo.
El primer día de juicio fue tranquilo, la jueza dejo al hombre irse a su casa durante la continuación del juicio, mi madre se altero cuando escucho eso, Noemi la saco de la sala, por recomendación del abogado o la podrían acusar de desacato, yo me quede dentro de la sala hasta que termino la sesión, después salí a buscar a Noemi y a mi madre junto al abogado, mi madre estaba sentada en una banca llorando y el abogado se acerco a ella, mi protegida estaba callada y se alejo de ellos. La mirada de Noemi estaba muy fría ahora que me daba cuenta, me iba a acercar a ella, cuando ella misma tropezó con un hombre al verlo ambos nos dimos cuenta quien era.
-Lo siento, dijo el sujeto, les juro que solo le quería romper la cara, era el hombre que me había matado.
-Usted, dijo Noemi mirándolo fijamente, sentí el aire enrarecerse y como si el tiempo se congelara, mire en todas mis direcciones y nadie se movía, solo Noemi que desde su espalda aparecían un juego de alas negras iguales a las de Azrael y en su mano se formaba su espada, ella seguía mirando fijamente al hombre sin preocuparse de nada.
-Para Noemi, dije desesperado, ella no podía hacer lo que yo estaba pensando que quería hacer.
-Déjala, deja que su naturaleza salga, deja que sus deseo se manifiesten, que de seguro son los mismos que los tuyos, dijo Zimiar apareciendo detrás del hombre.
Lo mire fijamente, Noemi no podía querer al igual que yo la sangre de mi asesino, no podíamos querer esa venganza, o tal vez si, tal vez yo debería hacerlo en vez de ella, él fue quien me arrebato todo, me quito mi oportunidad de vivir. Me coloque al lado de Noemi que sostenía ahora su espada e hice que la mía apareciera con mis alas.
-Vamos yo sé que ambos lo desean, ojo por ojo, diente por diente, vuestra biblia los invita a la venganza, dijo Zimiar sonriendo.
 Fragmento 34        Fragmento 35

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